Valladolid se constituye en esta época en centro financiero de Castilla la Vieja, por la importancia de su producción cerealista y por la construcción de la línea ferroviaria a Santander, puerto por el que se exportan harinas y sus derivados. Las cuatro entidades tienen promotores comunes; otros proceden de Santander y están vinculados a los bancos de la región Crédito Cántabro y Unión Mercantil. El Banco de Valladolid es autorizado por Real Decreto de 25 de abril de 1857, a favor de Don Miguel Polanco, Don Toribio Lecanda y otros, “… como representantes del comercio de Valladolid”. La crisis general de 1866 y las dificultades del sector agrícola terminaron con el Banco, que fue disuelto por ley de 23 de marzo de 1870.Las otras tres entidades también sucumbieron ante la depresión, combinada con los escandalosos manejos de algunos de sus gestores y accionistas y con la falta de experiencia. A partir de 1866 todas sus operaciones se encuentran intervenidas y la ciudad de Valladolid ve cómo se esfuman sus pretensiones de constituirse en centro de las finanzas de Castilla.