El 30 de marzo se publicó el Real Decreto de ordenación de las enseñanzas mínimas en la ESO. Me permitiré dar mi opinión, basada sólo en el sentido común.

Los objetivos contemplados en la exposición de motivos, difícilmente podrían ser rechazados: comprensión lectora, expresión oral y escrita, comunicación audiovisual, competencia digital, emprendimiento, fomento del espíritu crítico y científico, educación emocional y valores, creatividad.

Otros temas positivos son el fomento del trabajo en equipo, la Formación y Orientación profesional y la opción del estudio de una segunda lengua extranjera.

Me llama la atención la supresión de la Filosofía, que hasta ahora era optativa pero de obligada oferta por parte de los colegios; desaparecido el griego, se mantiene el latín como optativa. La asignatura Educación en Valores Cívicos y Éticos, en modo alguno puede considerarse como sustitutiva, según he leído en algún comentario.

Los conceptos de diversidad, inclusión, igualdad y feminismo están presentes, prácticamente, en todas las materias. Pondré el ejemplo de las Matemáticas: “…se fomenta la ruptura de estereotipos e ideas preconcebidas sobre las matemáticas asociadas a cuestiones como el género o la creencia de una actitud innata para las matemáticas.” Parece ponerse en duda la libertad de los alumnos para elegir entre las diferentes opciones, con independencia de cualquiera de los factores indicados.

El número de horas lectivas de Historia en el cuarto curso es de 65, frente a las 195 dedicadas en cada uno de los tres primeros cursos. Curioso resulta que en el 2º curso, más del 20 % del temario esté dedicado al asentamiento del Islam en España.

La asignatura de la religión católica se evaluará como una asignatura más, y las otras religiones, según los convenios suscritos con cada una. La concreción de sus currículos será competencia de la jerarquía eclesiástica o de las otras religiones. Sus notas no se computarán en las convocatorias en las que los alumnos deban competir con sus expediente académicos, algo lógico, pues una cuestión como la religión no debe ser mérito para un trabajo o el acceso a la Universidad. Al principio de cada curso los padres decidirán si desean o no enseñanza religiosa para sus hijos; en este último caso, recibirán formación sobre reflexión, responsabilidad y autoestima.

Permanecer en el mismo curso será una medida de carácter excepcional; será posible una vez en el mismo curso y dos veces a lo largo de la ESO. El alumno podrá pasar de curso aunque tenga una o dos materias evaluadas negativamente. En el cuarto curso se podrá permanecer un año más, aunque se haya agotado el máximo indicado.

Más aún: los que después de haber permanecido en la ESO durante siete años no obtengan el título, aún dispondrán de dos años adicionales para conseguirlo, mediante pruebas personalizadas sobre las materias no superadas.

Añadiré, que salvo error por mi parte, no he visto ninguna referencia a la implantación de un procedimiento de reciclaje o actualización del profesorado, cuestión siempre de la máxima importancia en la educación, sobre todo en la sociedad actual, caracterizada por los cambios, además de por el hecho de incluirse en el currículo nuevas materias.

El tiempo dirá si, con las modificaciones aprobadas, salen de nuestras escuelas jóvenes con espíritu analítico y crítico, capaces de saber expresar sus emociones e ideas, creativos, con iniciativa, con capacidad de adaptación a un mundo en permanente cambio y sentido del valor del esfuerzo.

Tal vez la próxima semana me anime con la normativa de ordenación de las enseñanzas mínimas del Bachillerato. @mundiario
Link al artículo →

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.