Enternecen los reconocimientos diarios que se hacen en toda España a quienes se encuentran en la vanguardia de la lucha contra la infección que nos invade: sector sanitario, cuerpos de seguridad, ejército, bomberos, protección civil y quienes cada día se ocupan de que nuestras mesas sigan estando servidas gracias a su trabajo.
Como abuelo que soy, siento la necesidad de dedicar un recuerdo especial a los niños que permanecen confinados en sus hogares.
Este confinamiento obligado es una dura prueba para ellos y para sus padres, que tienen que ocuparse del funcionamiento normal de la casa, de supervisar las obligaciones escolares de los niños y, además, de su propio trabajo profesional; en muchos casos, agobiados por una situación económica difícil o de una salud precaria.
Si unos y otros mantienen la serenidad, percibirán que las dificultades son una escuela práctica de educación y, al mismo tiempo, ayudarán a la familia a mantenerse unida. Incluso, pasado este difícil momento, habrán aprendido que, generalmente, es más educativa la dificultad, las carencias, la disciplina, el tener que decir no,…, que la abundancia, el decir siempre sí, en resumen, que la vida fácil.
Estimulo a los niños a afrontar cada día como si fuera un día normal, de colegio – horario, aseo, desayuno, estudio-, con el lógico y necesario tiempo para el juego.
No menos importante será el tiempo que dediquéis a ayudar para que todo siga funcionando con normalidad y para daros cuenta de las cosas importantes que cada día hacen vuestros padres, o la persona que les ayude, con el fin de que la casa esté en orden, la ropa preparada, la comida hecha y tantas otras cosas que no siempre se valoran.
Este comportamiento permitirá a vuestros padres trabajar desde casa con cierta tranquilidad, al tener la seguridad de que todo seguirá funcionando como un reloj, merced a vuestra ayuda.
Una magnífica forma de aprovechar el tiempo libre será la lectura; llegará un momento en que vuestros mejores compañeros serán los libros, porque os permitirán divertiros, aprender, fomentar la imaginación, conocer, sin necesidad de compañía. Es muy importante aprender a estar solos, mejor dicho, con uno mismo, aunque solo sea de vez en cuando.
Los que tengáis pereza para la lectura, pedid a vuestros padres, hermanos mayores o abuelos que lean con vosotros, un párrafo cada uno, o haciendo un personaje tú y otro el adulto que te acompañe. Os aseguro que resulta muy divertido, aprendiendo a dar la entonación adecuada a cada momento de la aventura –alegría, miedo, duda, entusiasmo, haciendo los silencios que marca el texto, respetando los signos de puntuación, y otras cosas que iréis aprendiendo.
Mi reconocimiento al sacrificio que esta situación representa para niños y padres. Cada mañana habría que abrir ventanas y balcones para desearles un buen día, diferente al anterior, a pesar de la rutina y de las dificultades. Gracias a los niños… y a los padres. @mundiario