Las campañas electorales son una ocasión propicia para los despropósitos de los políticos, pues con un micrófono o cámara delante, sobre todo cuando se trata de recién llegados, se les desata la lengua e incurren en descalificaciones a los adversarios, tergiversaciones conscientes, excesos verbales, mentiras, medias verdades, insultos, errores de bulto e inconveniencias que dejan con a su partido con las vergüenzas al aire. Y olvidan lo que realmente procede: construir, exigir, proponer.

Es cierto que, en ocasiones, rectifican las inconveniencias o piden disculpas por sus errores, recurriendo al dicho popular “rectificar es de sabios”, pero pasan por alto que para quien rectifica con frecuencia hay otro calificativo.

Naturalmente, esta indeseable verborrea se extiende a algunos tertulianos, politólogos, comentaristas, periodistas, analistas y otros especímenes, que pontifican, distribuyen escaños, vaticinan, arman pactos, denuncian errores, aconsejan, desautorizan y ocultan parte de las verdades.

Estas mesas de debate y tertulias tienen el claro propósito de crear opinión e influir en la de sus oyentes; en pocas palabras: hurtan a su clientela el derecho a formar su propia opinión.

¡Qué decir de los improperios, tan frecuentes en las campañas electorales! En unos casos suelen poner de manifiesto la pobreza del bagaje intelectual de quienes los lanzan; en otros implican que, quienes así se manifiestan, creen que la verdadera dureza está en el insulto y la descalificación dirigidas al adversario. Habría que recomendarles que recordaran a nuestros escritores del Siglo de Oro, para aprender a ser cáusticos e incisivos con palabras cultas e ideas ingeniosas: Quevedo y Góngora, entre otros muchos, conocidos y anónimos.

Entre tanto, los asuntos inaplazables siguen marginados: la unidad de España, la reorganización del régimen autonómico, la independencia de la justicia, la educación, el sistema de pensiones y la ley electoral, por citar los que, en mi opinión, son más perentorios.

Vuelvo a expresar el deseo, me temo que vano deseo, de un pacto entre todos los que crean en la unidad de España y tengan voluntad de poner coto a los problemas más amenazantes. ¿Será posible repetir algún día una foto similar a la del 24F de 1981, del Rey y los líderes de los partidos con representación parlamentaria?. @mundiario

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.