Las noticias se suceden, más de prisa si cabe, en campaña electoral; unas arrastran a otras en una corriente imparable, que dura tan poco ante nosotros como las aguas de cualquier arroyo, por sereno que sea su discurrir. Nada vuelve a ser igual y paulatinamente nos vamos olvidando de ellas.

Sin embargo, el transcurso del tiempo tiene algo positivo, pues nos permite reflexionar con serenidad mirando hacia atrás, sobre lo sucedido, para recordar las experiencias que no deberían repetirse y fortalecer con convicción la adopción de decisiones en el futuro.

La noticia del traslado de la sede social de Ferrovial a los Países Bajos provocó enorme conmoción desde el momento de su anuncio.

El Gobierno y Podemos adoptaron desde el principio una actitud obstruccionista y de presión sobre la empresa, directivos y accionistas, para tratar de disuadirles. Belarra y algunos de sus más próximos los calificaron de “antiespaña” y “antipatriotas”; precisamente quienes atentan verbalmente contra la figura del Rey, la patria española, su bandera y su unidad.

No conformes con semejantes adjetivos, retomaron, una vez más, el uso de la tradicional y rancia antinomia entre ricos y pobres –“tercer hombre más rico de España”, para referirse a Rafael del Pino- y, en su ignorancia, calificaron el cambio de domicilio social, de “evasión fiscal”.

Su desconocimiento inaudito se une a la osadía propia de quien no sabe que no sabe. En este caso se trata de ignorancia sobre el contenido del Tratado de la Unión Europea -especialmente los artículos 49 y 54- y sobre el fundamento de su existencia: la libre circulación de personas, capitales y mercancías.

Su verborrea es un atentado contra la libertad individual, en este caso de una empresa, expresión de poca fe en la UE y alarde de imprudencia, irreflexión y soberbia.

El señor del Pino ha explicado que el acuerdo alcanzado tiene como objetivo facilitar el acceso a otros mercados de capitales, para potenciar el crecimiento de la empresa. El argumento debió convencer a sus accionistas, porque votaron a favor de la fusión de Ferrovial con su filial holandesa, el 93,3 % de ellos.

Tras decisión tan contundente, el ruido parece haberse atenuado y, por lo tanto, debería imponerse la reflexión serena sobre el suceso, sobre todo por parte del Gobierno y sus socios. Es más, deberían hacer un ejercicio de humildad y preguntarse: ¿habrán tenido que ver algo las dudas e incertidumbres sobre la seguridad jurídica y económica en España? Las mismas manifestaciones de algunos ministros podrían interpretarse en ese sentido.

Más aún. ¿Sirvió de algo el cambio de domicilio social de más de 7.000 empresas catalanas a otras regiones españolas desde el año 2017?, ¿por qué sucedió? Las incertidumbres ante la declarada secesión por parte del Gobierno de Cataluña, crearon un profundo ambiente de desconfianza entre los empresarios catalanes. Caixabank inició la salida, y le siguieron Banco Sabadell, Freixenet, Abertis, Banco Mediolanum, Aguas de Barcelona, Grupo Planeta, Axa, Allianz Seguros…

¿Por qué no sopesar las consecuencias que podrían tener para España decisiones similares adoptadas por algunas de las multinacionales españolas?

Para gobernar hacen falta cualidades como experiencia – decía Rajoy, “aquí se viene aprendido”-, preparación y una buena dosis de prudencia, enemiga de la osadía y la soberbia nacidas de la ignorancia.

Con las fichas del dominó se puede pasar un rato agradable, entretenido, analizando la conveniencia de cada jugada; sin embargo, el efecto dominó producido con las mismas fichas es infantil y destructivo. @mundiario

Link al artículo →

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.