Es un derecho del Presidente del Gobierno convocar elecciones cuando le plazca; pero hacerlo para el 23 de julio, en periodo de vacaciones y puente en varias comunidades autónomas, sólo puede explicarse por su propio interés y el de su partido.

Llama especialmente la atención, dado que el Gobierno anunció cambios en la jornada laboral para evitar los peligros del calor. Díaz lo anunció así: “Vamos a adaptar las condiciones metorológicas (sic) a la jornada laboral”.

Ella ha recibido la convocatoria con alegría: “Nuestro país nos está esperando”. ¿A quién espera el país?, porque Podemos y sus satélites cosecharon un rotundo fracaso el 28 de mayo, incluso en las ciudades en las que Díaz participó en su campaña: Madrid, Valencia, La Coruña, Alcorcón, Sevilla, Málaga, Asturias, hasta un total de casi 20 actos.

Yolanda Díaz, “esto no va de partidos”, quiere acoger en su seno con entusiasmo a todos bajo el principio de la adhesión inquebrantable a su persona, como sucedía en tiempos de lealtades indiscutibles.

¿Dónde está el programa de Sumar? Se ha limitado a utilizar lugares comunes y frases hechas, como ricos y pobres, los perversos empresarios, el pecado de los beneficios, ayudar a los más débiles y las más débilas, mostrarnos su modelo de líder de la libertad, Hugo Chávez Frías, la herencia universal, el voto a los 16 años, las asambleas ciudadanas para la deliberación colectiva, su ambigüedad cambiante en la invasión de Ucrania…

Pese a que “esto no va de partidos”, no tendrá más remedio que seguir admitiendo como cabezas de lista a los líderes locales de los satélites de Podemos, y tomar piezas sueltas de diferentes puzles, cuyo ensamblaje resultará imposible: un galimatías que carecerá de coherencia, una torre de Babel de propuestas heterogéneas y singulares.

Habrá quien diga, y es cierto, que subió el salario mínimo; defendió la subida de las pensiones a todos los pensionistas en función del IPC -independientemente de la cuantía de la pensión-; utilizó el disfraz de los trabajadores fijos discontinuos para barnizar las estadísticas de paro; “modificó” la legislación laboral del PP, con una mano de pintura que le otorgara a ella credibilidad, tras haber insistido en que la derogaría; …

Sus más cercanos, ya comienzan a embarrar la precampaña con un manifiesto firmado por “actores, cantantes, escritores, personalidades y otros intelectuales”, según Mundo Obrero -órgano de comunicación del PCE que la amamantó-, en el que animan a conseguir la unidad de la izquierda en Sumar, al tiempo que alertan “del peligro del avance de las derechas”, que comparan con el golpe de Estado de Franco; también hablan de que esas derechas van a “asaltar y tomar las riendas del Gobierno del Estado”. Muchos de ellos, pese a su juventud, siguen volviendo a un pasado triste, con una memoria torcida, parcial y poco constructiva. La España de hoy, no se parece en nada a la de hace 90 años.

Y usan el infantiloide grito de ¡que viene el lobo! y el manido cordón sanitario, porque no admiten la disidencia dentro de la uniformidad de su régimen y porque todo lo que no sea como ellos es fascismo, ultraderecha, derechona…

PP y Vox han mostrado ya alguna disensión, cuando deberían asumir el clamoroso mandato popular recibido y pactar con realismo en ayuntamientos y comunidades autónomas, antes del comienzo de la campaña electoral: el primero, porque nunca gobernará sin el segundo, y Vox porque sólo podrá aplicar algunas de sus propuestas apoyando al PP. En una palabra, las taifas – comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos- deberían asumir la idea del todo y evitar quedarse mirando a su ombligo localista.

Los órganos directivos de ambos partidos harán bien en recordar a sus respectivos candidatos y simpatizantes quién es su verdadero adversario, y evitar los enfrentamientos entre sí. Menos soberbia y más realismo, han dicho los electores. @mundiario
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Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.