En el año 1993 el Camino Francés a Santiago de Compostela fue incluido en la lista de bienes Patrimonio de la Humanidad; en el año 2015 se agregaron a esta consideración el Camino Costero, Camino Primitivo, Camino Lebaniego y Camino Interior Vasco-Riojano.
Esta declaración ha supuesto el reconocimiento de su importancia en cuanto a la creación de la idea de Europa a través de la cultura cristiana, y como vía de civilización y cultura.
Existen otras rutas a Compostela, y hasta podría decirse que existe un Camino donde quiera que exista un alma peregrina. Dicho esto, creo que es justo y necesario admitir que el Camino Inglés merecería ser incluido en la lista de bienes inmateriales Patrimonio de la Humanidad. Y ello porque permitió la comunión de la Europa del norte con la Europa del sur.
En los últimos años se ha impulsado un Camino Inglés empequeñecido, al fomentar, exclusivamente, la ruta desde La Coruña y Ferrol a Santiago, con olvido de una historia de peregrinaciones marítimas desde el norte de Europa que se inicia en el siglo XI.
A través del mar llegaron al puerto de La Coruña, y ocasionalmente a otros puertos de Galicia, peregrinos procedentes de Irlanda, Inglaterra, Escocia, Islandia, islas Orcadas y Feroe, países escandinavos y bálticos y norte de Alemania.
Al reivindicar la inclusión del Camino Inglés, el Camino olvidado, entre los bienes Patrimonio de la Humanidad, me refiero, naturalmente, al de su intensa y extensa dimensión histórica entre los siglos XI y XVI.
Los trabajos de historiadores con vocación jacobea, muchos de ellos alemanes e ingleses, ponen de manifiesto la riqueza de esta ruta, con datos estadísticos y evidencias documentales y materiales.
Evidencias que incluyen los numerosísimos templos erigidos en el norte de Europa bajo la advocación del Apóstol Santiago; la frecuencia del nombre de pila James, Jacob o Jakob; representaciones innumerables del Apóstol en piedra y pintura; la vieira formando parte de los escudos de un buen número de ciudades europeas, y las encontradas en sepulturas y excavaciones arqueológicas; los monumentos conmemorativos erigidos en los muelles en los que embarcaban los peregrinos; la abundantísima literatura alusiva a Santiago y las peregrinaciones -Sakespeare, Goethe y Chaucer con sus Cuentos de Canterbury, por ejemplo-, la música o los romances populares.
Desde el año 2017 la Real Orden de Caballeros de María Pita de la Coruña viene haciendo una labor de divulgación del Camino Inglés -mesas redondas, conferencias, nombramiento de embajadores y promoción de libros, por ejemplo-, merecedora de un mayor número de adhesiones.
Ya existe un primer contacto con la Xunta de Galicia, que se ha manifestado sensible ante la idea promover el Camino Inglés en su verdadera dimensión geográfica e histórica, con el objetivo último de alcanzar algún día su inclusión como Patrimonio de la Humanidad.
Naturalmente serían precisos otros apoyos, entre los que las asociaciones de Amigos del Camino de Santiago existentes en España y en un gran número de países europeos, embajadas, asociaciones españolas en países europeos, universidad y otros organismos, serían fundamentales.
Pero no se trataría solo de recuperar la historia, sino también de dinamizar un turismo de intenso contenido religioso, cultural y de disfrute de la naturaleza, entre otras facetas.
La R.O. de Caballeros de María Pita de La Coruña irá anunciando paulatinamente nuevas acciones tendentes a conseguir asensos en la línea apuntada. @mundiario
Link al artículo →