La sociedad española vive angustiada ante la epidemia sanitaria, llegada de forma imprevista, extendida de forma galopante y con unas consecuencias que, además de provocar la muerte de decenas de miles de personas, ha paralizado la actividad humana en todo el mundo, y parece querer instalarse entre nosotros por algún tiempo: una situación jamás vivida.

El 14 de abril, 172.000 contagiados y 18.000 muertos, algunos próceres celebraban el aniversario de la segunda república de forma extemporánea. Entre las declaraciones más desacertadas, las de Pablo Iglesias: “Los mejores valores para avanzar hacia el futuro son los republicanos, en este momento de crisis por el coronavirus”.

Debería explicar de qué manera los valores republicanos resolverían mejor la situación. ¿Dónde vive usted?, porque los españoles estamos dando sobradas muestras de solidaridad, capacidad de sacrificio, abnegación y gratitud, sin distinción de clases sociales; es cierto que carecemos de una parte de nuestra libertad, la que ustedes han decidido arrebatarnos. Por otra parte, los valores republicanos de Alemania, Francia, Italia, EE UU y otras repúblicas, no veo yo que resuelvan mejor la situación. Usted tal vez ha querido referirse a eficacia, esa eficacia que les falta a ustedes para gestionar la crisis y sus consecuencias.

Es usted muy osado al expresarse de forma tan frívola. Adornado con sus valores republicanos se ha comportado irresponsablemente en el seno del Gobierno del que forma parte: no cancelaron las concentraciones masivas de personas, cuando organismos e instituciones privadas, nacionales e internacionales, ya habían renunciado a la celebración de importantes eventos, dado el peligro que representaban para la propagación del virus; asistió usted a la concentración del día 8 de marzo en Madrid, llevando en el regazo a su hija Aitana.

Días más tarde, cuando su compañera, ministra y madre de su hija, dio positivo en el test del coronavirus –prueba accesible sólo para algunos españoles, hecho que poco tiene que ver con los principios republicanos de igualdad y fraternidad-, quedaron confinados en su retiro de la sierra madrileña. Pocos días después, para no perder protagonismo en las decisiones del gobierno –las confusas también, claro-, rompió el confinamiento de forma pública y dio un deplorable ejemplo a todos los españoles de lo que no debía hacerse.

¿Cree usted, que con sus valores republicanos no hubiéramos llegado a los más de 19.000 fallecidos y casi 190.000 contagiados oficiales?

¿Cree usted que con sus valores republicanos los sanitarios españoles hubieran dispuesto de equipos de protección con tiempo suficiente para evitar el contagio de 28.000 de ellos, nada menos que el 15 % de los contagios “oficiales”?

¿Cree usted que los frecuentes cambios de opinión del Gobierno en cuanto al acopio y forma de usar el material de protección, centralización y descentralización de competencias, aplicación de los tests de detección, etc., están relacionados con la Monarquía?; ¿o más bien son fruto de la actuación imprudente y negligente del Gobierno del que forma parte?

sted ha criticado a la Monarquía para conmemorar el aniversario de la II República; porque, dice usted, el Jefe del Estado no puede aparecer vestido con uniforme militar y el ejército debe estar supeditado al poder civil.

Sin embargo, los uniformes militares de otros jefes de Estado –dinastías de los Castro y los Kim Jong-un, régimen chavista y Daniel Ortega, entre otros-, sí son de su agrado, ¿tal vez porque tienen valores republicanos?, ¿de verdad lo cree así? Por favor, señor Iglesias.

Debería repasar la Constitución y comprobar que el Rey es el comandante supremo de los ejércitos, pero estos, en última instancia, están sometidos al Gobierno y al Parlamento.

Y usted, que camina al filo de la Constitución; usted, que prometió cumplirla y hacerla cumplir; usted, que prometió guardar lealtad (“Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien”) al Rey, no tiene reparo en expresarse con ligereza sobre la norma básica de convivencia aprobada por todos los españoles y prometida por usted.

No le vendría mal un poco de prudencia y mesura, siempre, pero sobre todo en una situación como la actual. Usted, a quien se tiene por erudito, recordará la frase de Horacio “La fuerza que no va guiada por la prudencia, cae por su propio peso.” @mundiario

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.