¿Será que el confinamiento durante meses ha acrecentado la sinrazón y propiciado el hurgamiento y autocomplacencia en el rencor, el odio y el resentimiento? Sólo así podríamos entender las actitudes de determinadas personas e instituciones.

La reciente donación de tecnología médica a la administración sanitaria española por parte de la Fundación Amancio Ortega –una más de las realizadas a lo largo del tiempo-, ha desatado en Podemos y sus satélites unas reacciones ajenas a la razón y al sentido común.

Echenique ha manifestado: “No me fío de la donación… Habría que ver si, con los impuestos que evitó pagar en España con sociedades pantalla en Malta por sus megayates, esto nos sale a cuenta o a devolver.” Este ser humano resentido, confunde el fraude y la evasión fiscal con la utilización de la legislación vigente en cada país, que, naturalmente, las empresas multinacionales utilizan en su beneficio.

También el presidente de la Junta de Extremadura se ha adherido a la opinión de Echenique, al afirmar “que la sanidad española no puede depender de que Zara venda o no…”. Pablo Iglesias ha salido de su mutismo para dogmatizar: «Una democracia digna no acepta limosnas de multimillonarios». La docta Isa Serra cree que “la sanidad no puede depender de la caridad.”

OCURRENCIAS ESCASAMENTE REALISTAS
Los menos indicados para hablar de esto son ustedes y sus conmilitones progresistas, porque están en la pomada en la que se cuecen y pastelean las normas… pero no concitan la suficiente confianza en los españoles -da la impresión de que cada vez menos- para cambiarlas, y por eso no pueden aplicar sus ocurrencias: muy aparentes y cómodas de dictar, para satisfacción de sus correligionarios, pero escasamente realistas, porque olvidan la interrelación del mundo de hoy, a todos los niveles.

Ustedes creen que los puestos de trabajo se crean con una varita mágica, cada día, por la mañana, y según el humor con el que amanece el empresario. Pues no es así, la riqueza se genera en régimen de dura competencia en todo el mundo, con riesgo, trabajo, continuidad y tenacidad.

Además de resentimiento, esta actitud de los que se llaman progresistas rezuma ignorancia. En los países con nivel económico más alto, las donaciones destinadas a fines sanitarios, investigación, cultura o educación, que realizan fundaciones empresariales o personales, son habituales y a ningún ciudadano de EE.UU., R.U., Francia o Italia, por poner solo algunos ejemplos, se le ocurre decir que la sanidad, la investigación, la cultura o la educación de su país viven de la caridad o de lo que ganan los empresarios.

SOCIEDAD CIVIL E IGLESIA SUSTITUYEN AL ESTADO
Quienes sí viven de la caridad samaritana de la Iglesia y otras instituciones religiosas y laicas, son los millones de españoles que sufren las consecuencias de la pandemia y de la situación económica, dada su falta de eficacia para resolver los problemas que de verdad nos preocupan a los españoles. ¿Qué sería de ellos sin esas ayudas solidarias? La sociedad civil y la Iglesia están sustituyendo a la administración del Estado.

Hoy mismo, más de 7.000 personas sin hogar en la Isla de La Palma, que lo han perdido todo, siguen escuchando las promesas del presidente del Gobierno cuando les visita los fines de semana: ¿qué sería de ellos sin la solidaridad de vecinos, familiares y miles de donantes anónimos? ¿dónde está la Ministra de Derechos Sociales? ¿preparando la propagandística Agenda 2030?

Menos resentimiento y sectarismo y más concordia, sentido común, realismo, eficacia y hasta agradecimiento. @mundiario
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Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.