La mentira, eso que ahora llaman fake news, no se acobarda ante el coronavirus. Ahora se difunden “noticias”, “declaraciones” y “hechos” con apariencia de verdad, relacionados con la crisis epidémica que estamos viviendo, que siembran la alarma y entre la gente ingenua que cree a pie juntillas todo lo que recibe por whatsapp y otros medios. Antes de apretar a la opción “reenviar” hay que detenerse a analizar quién hace el envío, cuál es la fuente original –si aparece, claro- y el propio contenido del envío –algunas veces propio de películas de ciencia ficción.
Comprendo que el confinamiento hastía y aburre y el que más y el que menos trata de mantenerse ocupado, pone en marcha su imaginación y envía chistes y viñetas ingeniosas y divertidas con la intención de amenizar la vida de los demás. Esto me parece hasta una manifestación de solidaridad emocional; pero el apretar el botón para difundir lo que nos “reenvían”, aunque sea un amigo, es, en muchos casos, un acto de irresponsabilidad y negligencia, que colabora en el enrarecimiento del ambiente y siembra preocupación.
Y es que la situación social y política en España, que ya estaba tensa, es ahora muy propicia para seguir escuchando aquello que nos gustaría que hubiera sucedido –no habiendo sucedido- con el fin de desprestigiar al adversario político, a quien no piensa igual que nosotros, o al vecino de enfrente.
Suele argumentarse cuando se da credibilidad a estas noticias: “me lo han enviado por caminos diferentes”, “me lo ha mandado mi amigo fulanito”… ¿Y a ellos, quién se lo ha enviado?, ¿se han detenido a pensar tus amigos en el grado de verosimilitud del contenido?
Quienes así nos comportamos algunas veces, lo hacemos de forma inconsciente, pero negligente e irresponsablemente. Ahora bien, quienes “crean” la noticia, el hecho o la declaración, son mentes malévolas, enfermizas –seguro que psiquiátricamente tiene un nombre- que querrían que las cosas fueran como ellos las imaginan y, como no asumen la realidad, crean la suya – quiero decir, crean y propagan una mentira, nada de fake news, nada de eufemismos. El momento es especialmente delicado, como para sembrar falsedades o colaborar en su propagación.
Algo más sobre el momento. Todo son consejos, ¿cuántos recibimos al día?; algunos contradictorios, todos bienintencionados…., pero que nos crean incertidumbres y dudas sobre nuestro comportamiento ante la enfermedad.
Serenidad, sentido común, paciencia y respeto a las normas de convivencia dictadas. @mundiario