Han transcurrido exactamente dos años desde la publicación de “Algunos abuelos de la democracia (Zapatero, Rajoy, Iglesias, Sánchez, Rivera)”. Si por éxito se entiende la satisfacción por el trabajo realizado, he de decirles que me sentí francamente recompensado; ahora bien, la difusión fue muy limitada, sólo en Amazon, en las presentaciones que hice en varias ciudades y el apoyo de MUNDIARIO y su editor y amigo José Luis Gómez.
El pasado noviembre la editorial Espasa sacaba a la luz “La vuelta del comunismo”, de Federico Jiménez Losantos; han sido varios los amigos y conocidos que me envían reseñas periodísticas, en las que el autor cita elogiosamente a “Algunos abuelos de la democracia” y a su autor. Otros me cuentan que Jiménez Losantos, en su programa radiofónico de las mañanas ha aludido en más de una ocasión a mi libro.
He leído La vuelta del comunismo y comprobado las numerosas citas de diversos pasajes de mi libro, en el capítulo que dedica a Manuel Iglesias Ramírez, abuelo de Pablo Iglesias. Desde aquí expreso mi agradecimiento al autor y a los periodistas que han citado pasajes de mi libro.
Jiménez Losantos y quien esto escribe, hemos utilizado fuentes documentales fiables –bibliográficas y archivísticas-, sin embargo, hay una notable diferencia en el planteamiento de uno y otro: el señor Jiménez Losantos opta por expresar su opinión sobre hechos y personas, quien esto escribe intenta limitarse a exponer hechos ciertos y dejar que el lector opine líbremente sobre ellos, sin influencias externas. Naturalmente, ambas opciones son respetables.
Esta diferencia a la que me acabo de referir, está íntimamente relacionada con lo que sigue.
¿Cuál es el motivo que me impulsó a escribir sobre este “abuelo de la democracia”? Pues no fue ni su vida en sí misma, ni su comportamiento, ni sus creencias religiosas, ni sus convicciones políticas, merecedoras de respeto. Me han inducido a ello las reiteradas manifestaciones públicas de su nieto Pablo Iglesias Turrión, acerca de las convicciones del abuelo, que él mismo resume con la siguiente frase:
“Un ejemplo de compromiso de alguien que se lo jugó todo por tener un país mejor».
En otra ocasión, en una intervención en el Congreso de los Diputados, dirigiéndose al grupo socialista, dijo:
“Mi abuelo era uno de esos de los que cumplió con sus responsabilidades y acabó en la cárcel, de los pocos que militaban en su partido (el PSOE) durante la dictadura, y todos los primeros de mayo estaba frente a la tumba de Pablo Iglesias.”
Desde una actitud de respeto a la persona de Manuel Iglesias Ramírez, he pretendido aportar elementos para la reflexión que permitan al lector formar opinión acerca de la procedencia de la afirmación del nieto, en relación con su conclusión acerca de si “se lo jugó todo” o no. Iglesias Ramírez supo sortear con inteligencia, preparación intelectual, habilidad, capacidad para las relaciones sociales y el apoyo de la familia de su esposa y de un escogido grupo de amigos, una condena a muerte, conseguir la libertad provisional tan solo cuatro años y medio después de tan contundente sentencia, hacer carrera profesional en la Administración del régimen franquista, que le permitió educar en la universidad a sus numerosos hijos, y tejer importantes relaciones personales entre la burguesía de la época y relevantes personalidades del régimen.
Una confidencia: antes de la presentación envié un ejemplar a los cinco nietos, me consta que todos lo recibieron, sin embargo, la única respuesta formal fue de la secretaría del ya entonces Presidente del Gobierno, señor Sánchez Pérez-Castejón.
Otra, y termino: estoy trabajando en una segunda edición ampliada de “Algunos abuelos de la democracia”, espero compartirla con ustedes en mi web museofinanciero.com .
Gracias, como siempre. @mundiario