¿Sabemos a dónde vamos? O, mejor: ¿saben a dónde nos llevan?
La verborrea de los políticos, la soltura en sus discursos, resueltos, sin vacilaciones, las afirmaciones tajantes –muchas veces mintiendo con la verdad por delante, como decía un amigo mío- y sus gestos contundentes, crean una falsa apariencia de credibilidad que engaña a quienes -dicho sea con respeto hacia ellos sobre la base del derecho a discrepar-, se quedan con lo inmediato, la imagen, el eslogan, la consigna, el gesto, y ni leen, ni escuchan, ni reflexionan sobre “la letra pequeña”.
Cada decisión que adopta el Gobierno hace meditar a muchos acerca de la conveniencia, la oportunidad, el contenido y las consecuencias de lo que se legisla. En estos momentos, la preocupación se centra en el Real Decreto por el que se regulan la evaluación y la promoción en la Educación Primaria, así como la evaluación, la promoción y la titulación en la Educación Secundaria Obligatoria, el Bachillerato y la Formación Profesional.
Algunos de los aspectos de esta norma que chocan con el sentido común de cualquier padre o educador, son:
> La obtención del título de ESO, no estará condicionada ni por el número ni por la naturaleza de las materias no superadas, sino por la decisión del equipo docente.
> Se eliminan las pruebas de recuperación de junio y septiembre en el nivel de Secundaria y la repetición de curso tendrá carácter excepcional.
> La promoción de 1º a 2º de Bachillerato será posible con un máximo de dos suspensos y el título se obtendrá con una asignatura suspensa.
Debemos recordar que otra norma anterior determinó que copiar en la universidad ya no tendría la consideración de falta leve sancionable. Antes fue la disminución de exigencias para la concesión de becas y otras cuestiones de las que prescindo.
LA CULTURA DEL ESFUERZO
Pero más sorprendente que lo expuesto ha sido la declaración de la ministra Alegría, cuando los periodistas le han preguntado por su Real Decreto: “La cultura del esfuerzo, al que algunos aluden, no corre ningún riesgo”. La desvinculación de su profesión de maestra para dedicarse a la política desde hace años, le ha hecho perder la sensibilidad del educador, mejor dicho, del maestro, como siempre se les ha llamado.
Y es que, una vez más, confunden el concepto de igualdad, con lo justo, con la idea de equidad que ellos no suelen tener en cuenta: dar a cada uno lo que le corresponde, lo que merece. Que todos los jóvenes obtengan el título de ESO o el de Bachiller, pese a su falta de capacidad y/o interés demostrados, dará lugar a una mayor brecha social, creará adultos frustrados, al tiempo que principios como esfuerzo, afán de superación, estímulo, relación entre mérito y recompensa, perderán todo su sentido para una gran parte de niños y jóvenes. Es decir, les faltarán elementos básicos de su proceso formativo, que dificultarán su vida de adultos.
El principio de igualdad de oportunidades no consiste en tratar a todos de la misma forma, sino en facilitar a todos las mismas herramientas y exigir resultados. En definitiva, están poniendo los cimientos para una sociedad menos justa y más desigual económica, social y culturalmente.
Una vez más hay que recordar que, desde el año 1980, nuestro sistema educativo ha “sufrido” siete legislaciones diferentes: LOECE (1980), LODE (1985), LOGSE (1990), LOCE (2002), LOE (2006), LOMCE (2013) y LOMLOE (2021), ninguna de ellas aprobada con consenso de los dos grandes partidos políticos. Tenemos, pues, lo que merecemos, porque una gran parte de nuestros representantes legales son incapaces de ponerse de acuerdo en un tema tan trascendental para el futuro de España, como es la educación. @mundiario
Con esta política educativa de igualar al que se esfuerza y se preocupa por superarse en conocimientos con el vago e irresponsable, nos conduce a futuras generaciones de verdaderos ignorantes. Pero en política cuanto menos instruido sea el elector más fácil será manejar su ideología.
Me parece muy propio de este Gobierno, que no valoren el esfuerzo y el trabajo diario, saben más de aquello que tanto criticaban estando en la oposición del pelotazo, de puertas giratorias, de chiringuitos,…. De educar en valores, nada de nada.