Rafael Nadal ganó, una vez más, el trofeo Roland Garros; antes, en semifinales, había tenido que superar a su adversario y amigo de tantos años Roger Federer. La foto de los dos deportistas al finalizar el partido, enlazados y confidentes, me emocionó, por la capacidad de uno para asumir la derrota infligida por el adversario y amigo y por su sincera felicitación; porque Rafael Nadal, dejando a un lado la alegría por el triunfo, dedicó unas palabras reconfortantes al amigo, que en esta ocasión había perdido.

La fotografía –amistad, humildad, sencillez, naturalidad-, recogida entre las muchas que aparecieron en internet, me pareció entrañable y me sugirió esta reflexión.

Son dos deportistas ejemplares, con unos valores humanos admirables y ejemplares para todos, jóvenes y mayores, no como otros ídolos del deporte, con pies de barro, caprichosos, soberbios, displicentes, ególatras, a los que algunos medios de comunicación conceden más atención de la que merecen y, con frecuencia, presentan como modelo y los jóvenes los elevan a la categoría de ídolos.

En el caso de Rafael Nadal, afortunadamente no es un caso único, se unen la calidad deportiva y la humana. Un joven educado desde niño en valores como esfuerzo, sacrificio, disciplina, buenas maneras, sencillez, humildad, fe en si mismo, espíritu de superación y trabajo, a quien enseñaron, y él lo absorbió, lo difícil que resulta llegar al alcanzar el objetivo perseguido y, sobre todo, mantenerse en ese nivel.

De lesiones y momentos de baja forma aprendió que no todo es gloria, halago y éxito, es decir, que los honores no son eternos; y a través de estos momentos difíciles supo que el sufrimiento, el dolor, el olvido, tampoco son eternos, si eres capaz de sobreponerte a ellos con tesón y fortaleza. Subió, inclinó la rodilla y volvió a levantarse, siempre con humildad, realismo y respeto al adversario.

Aunque suene a tópico, Rafael Nadal es nuestro embajador por todo el mundo, porque muestra cómo se pueden hacer las cosas en España, el país del que se siente y muestra siempre orgulloso.

Naturalmente, el grupo de personas que le ha rodeado desde niño ha tenido mucho que ver en la educación de este gran ser humano y deportista.

Estos días hemos vivido con tristeza la muerte trágica de un deportista español. Los medios de comunicación le han puesto como ejemplo, se le ha homenajeado tras haber incurrido, presuntamente, en un delito.

Los homenajes a los deportistas modelo, en vida; y menos palmas y halagos en los medios de comunicación para los seres pequeños, mezquinos, maleducados y caprichosos que muestran, en muchas ocasiones, como modelo para nuestro jóvenes. @mundiario

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.