Un análisis sociológico realista sobre ámbitos como economía, política, cultura, religión, usos y costumbres, moral, ocio… revela que existen grandes corrientes sociales de pensamiento y comportamiento que se extienden con fuerza por el mundo.
Entre los que son arrastrados por las tendencias, unos lo harán convencidos, otros se dejarán llevar inconscientemente, los habrá que naden contra la corriente y quienes se agarren a los arbustos de la orilla para no ser engullidos por el torrente. Las estatuas de sal de la orilla observarán críticamente a unos y otros, sin tomar partido.
Vox parece nadar denodadamente contra la corriente.
Propugna la desaparición de las autonomías, tarea imposible, sobre todo, por la resistencia de miles de políticos y funcionarios que dependen directa o indirectamente de ellas.
Una postura realista promovería la armonización de competencias y financiación, para evitar las desigualdades actuales en la prestación de servicios.
Existe una mayoría social a favor del aborto y nunca podrá concitar una mayoría que lo suprima. Sin embargo, sí podrían promover la información a los jóvenes y la creación de instituciones que acojan y ayuden a las mujeres embarazadas que lo necesiten.
Con el matrimonio homosexual sucede algo parecido. Llevar en el programa político su abolición como objetivo básico, les impedirá conseguir cambio alguno en la sociedad.
La transexualidad se ha extendido por todo el mundo. Sin renunciar a sus principios, deberían insistir en que no es posible cambiar de sexo, porque el sexo lo otorga la naturaleza. El eufemismo utilizado es un mero cambio en la apariencia de los órganos genitales a través de una mutilación. Una postura práctica y sana sería informar sobre las posibles consecuencias psicológicas, la irreversibilidad de la decisión y la improcedencia de que un menor de edad pueda llegar a decidirlo sin la participación de sus padres.
En el tema de la inmigración deberían distinguir con claridad entre inmigración incontrolada y tolerada, solidaridad con los seres humanos que sufren las consecuencias de la inmigración incontrolada, e inmigración regulada en función de las necesidades del país. El problema demográfico de España es grave. Si la tasa de natalidad se mantiene en los niveles actuales, necesariamente dependeremos, en muchos ámbitos, de la inmigración, pero ha de regularse no sólo su entrada sino también su integración.
Igualdad y violencia contra la mujer. Vox no está en contra de ninguna de estos temas: no son inhumanos. Sin duda les falta pedagogía y talante para explicarlo. No están de acuerdo con la adjetivación “de género”, es decir con la equiparación de sexo y “género”, porque la expresión incluye, no sólo el sexo y la inclinación personal, sino también la mera autodefinición, hecho que plantea una casuística chocante, delicada y compleja de resolver, como se ha puesto de manifiesto. Tampoco una parte del movimiento feminista comparte la tendencia oficial sobre el “género” y se ponen sordina a sus voces críticas.
El término violencia de “género” es un concepto ideológico y herramienta contra los que no aceptan el calificativo pero rechazan la violencia. Si se regula la violencia de “género”, ¿por qué no hacerlo con la violencia infantil, contra ancianos y personas en situación de debilidad?
Hay violencia contra seres humanos y agravantes contempladas en el Código Penal que ponderan la graduación de los hechos. No estaría de más que, también en esta materia, Vox hiciera una clara pedagogía.
Parece que la actitud de Vox es cerrar los sentidos ante la realidad sociológica, negarla, o, sencillamente, nadar contra ella, lo que les conducirá a la pérdida de votantes -tal vez a la desaparición- y a no poder implementar ninguna de sus propuestas. El todo o nada es poco efectivo, por la derecha, por la izquierda y por el centro. @mundiario