
La incoherencia puede tener su origen en la ignorancia, el descuido o la enfermedad, causas no merecedoras de reproche. Pero cuando va unida a una contradicción permanente entre lo que se proclama y lo que se hace, generalmente en interés propio y para dañar al adversario, se convierte en hipócrita.
Si preguntamos al incoherente hipócrita por qué pide a los demás algo que no quiere para él o se comporta de forma diferente a los dogmas que proclama, suele responder con razonamientos cínicos.
Cinismo, entendido como “Desvergüenza en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”; porque desvergonzado y vituperable es ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.
En España se han instalado vientos de incoherencias farisaicas.
Empecemos Monedero, clon de Errejón: látigo de machistas, valedor del feminismo, que se acercaba de forma rijosa, según cuentan, a alumnas y jóvenes asistentes del partido.
Los amores de Monedero y Errejón eran muy diferentes a los de Don Quijote: “No soy de los enamorados viciosos, sino de los platónicos continentes”.
Dicen hoy que todos lo sabían… pero no pasaba nada. Cuando la denuncia llegó a Podemos, sus cabecillas se limitaron a “hacer lo que teníamos que hacer”, dijo Belarra: apartarle de todos los cargos. Abandonó Podemos, pero recibió parabienes y agradecimientos de sus antiguos colegas a través de las redes sociales y siguió participando en actos del partido.
Bajo la excusa de proteger a la agredida, Belarra y su círculo eludieron la obligación de presentar denuncia en su condición de conocedores de un delito, lo que ¿podría convertirles en encubridores?
Ahora le toca a Sánchez. El pasado domingo, en un acto de lealtades inquebrantables celebrado en Andalucía, pidió al PP, una vez más, que se aparte de Vox. Pero él no hace con Sumar lo que predica para otros, olvidando que los dos extremos se tocan y confluyen en sus recíprocas simpatías y adhesiones a Putin y a su operación especial sobre Ucrania, porque se niegan a llamarlo invasión.
Olvidaba que Sánchez se excusa de no poder aumentar el gasto en defensa ¡porque no hay presupuestos!, y no airea el aumento de compras de gas natural a la Rusia de Putin. Hipocresía y cinismo.
Vamos con Yolanda Díaz. Afirmó que se había enterado por la prensa de que el SMI pagaría IRPF, tras la última subida. O no se enteró de lo que aprobaba el Consejo de Ministros porque estaba atusándose los pelos, o es una ignorante o mintió.
Ella es incoherente con frecuencia. Está orgullosa de acordar la subida del SMI, con la participación de quienes cobran -representantes de los trabajadores- y del recaudador de impuestos -el Gobierno. Los que pagan el salario no pintan nada.
El Gobierno permite la inmigración ilegal, y los inmigrantes, una vez llegados, son abandonados a su suerte: deambular por las calles, trabajos subrepticios, … Y lo justifica cínicamente: un humanitarismo que la derecha no tiene. Pero ahí están centenares de asociaciones humanitarias para sustituir al Gobierno.
Los ministros de Sumar y del PSOE se descalifican recíprocamente por cualquier motivo, cuando tienen ante sí un micrófono, pero ante las cámaras, Yolanda, Sánchez, Montero y Alegría, ponen “caritas”, hacen cucamonas, arriman sus cabezas y enseñan dientes, en una mueca que se queda en risita hipócrita.
Hemos conocido, ¡por fin!, la condena a Rubiales -que unos consideran insuficiente y otros excesiva-, pero son muy pocos los que hablan del señalamiento obsceno, mano mediante, de sus partes pudendas: ante millones de espectadores de todo el mundo, en el palco presidencial, junto a la Reina y codo con codo con una menor de edad, la infanta Sofía.
Ante tanta incoherencia hipócrita y cínica, echo de menos a Don Alonso Quijano el Bueno, lanza en ristre y espada en la vaina, y a Joaquín Costa, el león de Graus. @mundiario
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