En las noches de duermevela, suelen acuciarnos las pesadillas y, al despertarnos sobresaltados, tenemos que pensar durante unos segundos, frotarnos los ojos y deducir si estamos ante la realidad o ante una fantasía. Hoy las pesadillas no son ficción sino una realidad viva, triste y lamentable, que España, la España de todos, no se merece.

Vox prepara su hace tiempo anunciada moción de censura y negocia con su candidato a Presidente del Gobierno… si la moción prosperara: Ramón Tamames.

La soberbia de Vox, apoyada en un crecimiento espectacular de seguidores en los últimos años, les ha conducido a protagonizar tres recientes situaciones de tensión inútil: el enfrentamiento interno en la coalición con el PP en el Gobierno de Castilla-León, con una propuesta extemporánea e improcedente; la negativa a aprobar los presupuestos de la Comunidad de Madrid bajo el pretexto de que sus propuestas, que presentaron fuerza de plazo, no eran atendidas y, ahora, la moción de censura.

Una moción extemporánea, porque faltan cuatro meses para que se inicie la campaña electoral de las municipales, autonómicas – y seguidamente de las generales-, que serán la auténtica moción de censura a las políticas del gobierno de coalición.

Una moción inviable, cuyo único objetivo es abocar al PP a abstenerse o votar en contra, con la pretensión de arrebatarle los votos de los descontentos más a la derecha, sobrepasarle y someterle en una hipotética alternativa de Gobierno liderada por Vox.

Una moción de censura que tiene como candidato a un nonagenario -pronto lo será-, que fue parte fundamental del PCE y de IU y acabó refugiándose en el CSD, el baúl de los recuerdos de UCD. Sin duda, una cabeza privilegiada.

No les vendría mal, para rebajar sus ínfulas, pensar en el ejemplo de Ciudadanos, que cayó en el mismo error y ya vemos el estado en que se encuentra hoy, arrastrando penosamente los restos del naufragio.

Deberían plantearse con realismo, renunciando a su arrogancia, que están destinados a entenderse con el PP, si realmente aspiran a aplicar algunas de sus propuestas.

Los extremos se tocan es una expresión muy habitual, que una vez más se confirma. El nexo de unión es la altanería.

Una altivez la de Podemos, obstinada, porque cierran los ojos, eluden la realidad, se encastillan y consideran que la mayor parte del mundo que les rodea está equivocada -mal principio de convivencia-, empezando por los jueces que no saben aplicar la ley, y ellos son los únicos a los que acompañan la razón y la verdad.

Ahí está su actitud ante la llamada “ley del sí es sí”, perfecta para Irene Montero, Ione Belarra y sus conmilitones, a pesar de sus nefastas consecuencias. El Gobierno, sus asesores y los diputados que la aprobaron sin escuchar las numerosas opiniones que les dijeron lo que iba a suceder, también son, obviamente, responsables.

¿Qué dirían si alguno de los excarcelados volviera a incurrir en la maldad por la que fue condenado? No aventuremos una respuesta y vivamos con la esperanza de que no suceda.

La soberbia, la arrogancia, la altivez y la imprudencia unen los extremos. @mundiario.
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Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.