El ambiente político español está cada día más enrarecido: una España fracturada territorialmente y desde la perspectiva de los partidos políticos; debates agrios, en los que la oposición parece tener la obligación de decir siempre “no”, y el Gobierno adopta la actitud de descalificarla y aislarla si no se pliega a su conveniencia.
Añadamos una situación económica preocupante, en aspectos como endeudamiento, paro, dificultades de aprovisionamiento, descontento en diferentes sectores productivos, inflación, un sistema de pensiones difícilmente sostenible, costes energético y evolución de los tipos de interés.
La guerra contra Ucrania ha hecho más visibles algunos de los problemas, ha acrecentado otros y, como consecuencia, la convivencia es cada vez más áspera.
Resultan lamentables las posturas divergentes de los cuatro grupos que integran el Gobierno, en torno a la masacre de Putin sobre el pueblo ucraniano. La futurible plataforma transversal de la vicepresidenta 2ª, los comunistas y las ministras de Podemos han adoptado una actitud irresponsable ante la situación: no denunciaron al agresor, se constituyeron en adalides de la paz, afirmaron que la OTAN era una provocación y criticaron al Gobierno del que forman parte por cumplir sus acuerdos con la UE y la OTAN. Sin embargo, según la ministra portavoz, son como Romeo y Julieta, aunque se parezca más a una corrala.
Pero los facciosos –primera acepción del DRAE- siguen con sus consignas hueras; ahí está la llamada “diplomacia de precisión”, expresión a la que Irene Montero todavía no ha dado contenido, pero que habrá caído muy bien entre los pocos conmilitones que le quedan.
Utilizan los términos fascismo y cordón sanitario, con la misma frecuencia con la que los bebés balbucean palabras cuyo significado desconocen. Si emplean el término fascismo como insulto, ¿por qué no utilizan como sinónimo comunismo, dada la devastación y muerte que ha ocasionado durante un siglo,…, y sigue ocasionando?
¿Por qué no proponen un cordón sanitario para Putin y sí lo propugnan para Ucrania en aras de la paz? En la política nacional también defienden el cordón sanitario a Vox, y lo tratan como a un leproso. Hay que debatir con todos, con argumentos y con conocimiento. Vox representa en el Congreso de los diputados a cinco millones de españoles, a los que no pueden ignorar, ni tampoco criticar a quienes pactan con ellos. Han aceptado la Constitución y, desde el sistema, aspiran a cambiar aspectos que no les gustan.
A ustedes no les suena lo de “la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio”, pero yo se lo recuerdo. Esos pactos PP-Vox no son menos legítimos que los del PSOE con ustedes y los independentistas; si califican a Vox de extrema derecha por no pensar como ustedes, ustedes son extrema izquierda, por juntarse con quienes se juntan y por su republicanismo, entre otras cosas.
Nos gusten o no nos gusten las ideas de los demás, hay que reconocer el derecho de unos y otros a modificar la Constitución, por el procedimiento que en ella se contempla, y respetar a la mayoría porque ustedes no cuentan con los apoyos necesarios para las modificaciones que pretenden y tendremos que seguir conviviendo de forma civilizada.
Olviden el cordón sanitario y la calificación de fascistas a sus adversarios, porque son simplificaciones infantiloides, porque no lo vivieron y porque no saben lo que significa. Sin embargo, todos vemos lo que siguen haciendo el comunismo y el fundamentalismo en el mundo. @mundiario
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