Dediqué mi anterior comentario a la forma en que expresaron su opinión sobre feminismo e igualdad algunas organizaciones feministas andaluzas el día de la investidura del señor Moreno Bonilla. Quedó claro que reducen el feminismo y la igualdad a vagina y pene, de la misma forma que los nacionalismos restringen la cultura al idioma; con olvido, en ambos casos, de los aspectos de verdadero interés.

Dentro del Palacio de San Telmo también se dijeron cosas que merece la pena resaltar. La señora Rodríguez se refirió al señor Abascal como “el niño de las pistolas”, y dedicó un “Son ustedes unos miserables. El Gobierno de los banqueros…” a la derecha parlamentaria y, obviamente, a quienes les habían votado –casi la mitad de los andaluces.

El señor Marín, socio de la señora Díaz hasta cuatro días antes, se dedicó a criticar los 40 años anteriores –se supone que incluidos los de su colaboración–, a hablar de “instituciones limpias y cristalinas” a partir de ese día y a afirmar que “nosotros siempre cumplimos lo que firmamos”–tengo que admitir que sería criticable si hubiera dicho cumplimos lo que decimos, porque lo cierto es que un día dicen una cosa y al siguiente otra diferente.

La inefable señora Díaz sacó a relucir su condición de creyente –“ustedes los saben”, dijo– y sus conocimientos del Evangelio, para desprestigiar la postura de Vox sobre la inmigración: “nunca escuché a Cristo decir deportaos los unos a los otros como yo os he deportado a vosotros”. Triste forma de una “creyente”, como dice ser, de mezclar a Dios con las miserias humanas.

Como culminación, hay que subrayar la actitud de jirafa digna adoptada por Ciudadanos, despreciando a Vox pero poniendo la mano por detrás y mirando hacia otro lado, al estilo egipcio, para coger la presidencia del Parlamento, la vicepresidencia de la Junta y alguna poltrona de consejero. El PP aceptó el papel de intermediario –sinónimo de correveidile-, para que el señor Bonilla pudiera hacer el cambio del que él había hablado: “El cambio debe ser real; no se puede cambiar para seguir igual”. Entre paréntesis: ¿no les recuerda esta expresión a la muletilla de un personaje de José Mota: Si hay que ir se va, pero ir pa na es tontería.

Hubo otras lindezas, pero no quiero cansarles; además, ustedes pueden localizarlas, que Internet nos refresca la memoria a todos. No han sido pocos los pensadores que ha relacionado la perversión del lenguaje con la perversión de la sociedad. Octavio paz lo dejó escrito con palabras muy claras: “Cuando una sociedad se corrompe, lo primero que se gangrena es el lenguaje”. @mundiario

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.