Históricamente, el sector financiero gallego ha presentado algunas de las características estructurales de su economía: pequeña dimensión, individualismo y dispersión geográfica. Con el transcurso del tiempo se fue produciendo una simplificación natural a través de la desaparición de algunas entidades financieras y de la absorción de otras por parte de entidades de ámbito nacional y de mayor dimensión; el atractivo fundamental de estos pequeños bancos gallegos era su “pasivo”, procedente en gran parte de las remesas de los emigrantes y del bajo nivel de consumo de esta comunidad.

En 1960 operaban en Galicia 13 bancos y siete cajas de ahorros. Veinte años después, la estructura se había simplificado notablemente: La Caja de Ahorros de La Coruña había absorbido a las de Lugo, Ferrol y Santiago y permanecían independientes las de Vigo, Orense y Pontevedra. En cuanto a los bancos, el panorama era el siguiente: la Banca Núñez de Betanzos había sido absorbida por el Banco Central, el Banco de La Coruña por el Banco de Bilbao, la Banca Soto de Chantata por el Banco de Vigo, Banca Cid de Verín y Banca Jáudenes por el Banco Santander e Hijos de Olimpio Pérez por el Banco de Crédito e Inversiones.

Y llegamos al año 2020. La única entidad financiera superviviente que, por origen y domicilio, puede considerarse gallega, es prácticamente Abanca. Por volumen de activos, según datos del año 2019, Abanca ocupa el puesto número siete del ranking bancario español, con una cifra en torno a los 56.000 millones de euros. Recordemos que el primer lugar lo ocupa el Banco Santander con unos activos que ascienden a más de 600 mil millones de euros.

¿Podría haberse dado una situación diferente? Tal vez sí, sin los personalismos de todos conocidos, y sin la histórica rivalidad entre la Galicia sur y la Galicia norte. Si en el año 2000, cuando se materializa la fusión de las tres cajas de ahorros del sur para dar lugar a Caixanova, la cordura y el bien de Galicia hubieran presidido la actuación de los dirigentes de esta última y de Caixa Galicia, imponiéndose esos valores a su ambición personal, la institución resultante de la fusión de ambas hubiera afrontado la crisis del año 2008 de forma bien diferente.

Y a partir de ahí, ¿por qué no hubiera sido posible una unión con los bancos Pastor y Crédito e Inversiones? No fue posible, aunque reiteradamente el asunto estuvo presente con frecuencia en los medios de comunicación. Y la fusión de las dos cajas de ahorros se llevó a cabo en una especie de huida hacia adelante, cuando ambas estaban en situación crítica, con un nefasto resultado para la economía gallega. El Banco Pastor, con más de dos siglos de historia, se diluyó como un azucarillo y el Banco de Crédito e Inversiones (Banco Gallego) acabó en el FROB y actualmente forma parte del Banco Sabadell.

En cuanto a NCG Banco, Nova Caixa Galicia, acabó en el FROB, que se vio obligado a inyectar más de 9.000 millones de euros para evitar su quiebra. Tras esta operación de apuntalamiento patrimonial, fue adquirida a finales del año 2013 por el grupo venezolano Banesco en una cifra en torno a los mil millones de euros.

Teniendo en cuenta que la suma de los activos de los bancos que proceden de cajas de ahorro (Abanca, Unicaja, Ibercaja, Kutxa y Liberbank) asciende a una cantidad en torno a 250.000 millones de euros, cabría preguntarse: ¿sería posible su fusión? La diferente procedencia territorial de cada uno de ellos, unida a la dificultad de integrar en un todo cinco organizaciones diferentes, haría casi imposible la operación. No habría que descartar que Abanca tuviera el mismo futuro que tuvieron tantas otras entidades financieras gallegas, es decir, su integración en alguno de los tres grandes grupos (Santander, CaixaBank-Bankia, BBVA), tras la labor de reorganización y saneamiento llevada a cabo por su dirección.

No resultará fácil mantener la gestión y la continuidad de entidades de esta dimensión; la venta sería un excelente negocio para sus propietarios, conseguido en siete años de trabajo. Lo lamentable es que el Estado ha perdido en NCG Banco más de 8.000 millones de euros. @mundiario

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.