Adolescente, del latín adolescens, el que crece o se robustece. La adolescencia es el camino de cada ser humano en busca de su identidad y crecimiento personal.
La rebeldía es consustancial con la adolescencia: cuestionamiento de principios y valores, enfrentamiento con la autoridad, la familiar y la social, y desafío al orden establecido. La rebeldía supone actuar conforme a un sentido personal, relativo, de la justicia.
De ella surge la adopción de decisiones con consecuencias no deseadas; pero el adolescente prefiere aprender de sus propios errores, en vez de escuchar, aceptar y seguir las normas familiares o sociales.
La inmadurez y la dificultad para controlar los continuos cambios emocionales es otra singularidad, además del deseo de independencia; desvinculación del sentido histórico de la familia; egocentrismo…
Como no soy psicólogo, lo dicho está basado en mis experiencias como padre, ya lejanas, y como abuelo; y estas reflexiones son suficientes para lo que realmente quería decirles hoy.
LA TRANSICIÓN SE ACERCABA A LA MADUREZ
Pudo parecer, o fue una extendida ilusión, que durante la Transición España se acercaba a la madurez: forma de Estado masivamente aceptada; equilibrio territorial, si no perfecto, sí admitido; principios de convivencia y objetivos comunes; reconciliación y uso positivo del recuerdo para no incurrir en los errores del pasado; integración plena en la comunidad mundial; respeto y admiración internacional por la metamorfosis política, conseguida de forma pacífica…
Vana ilusión, hoy todo se pone en entredicho.
Rebeldía contra las normas que nos dimos en el año 1978, tras la disolución pacífica del régimen anterior, creación de unas Cortes constituyentes y masiva aprobación de la Constitución.
No se aceptan sentencias ni otras resoluciones judiciales o administrativas, con el consiguiente agravio y desprecio a las instituciones y al resto de los españoles.
INDULGENTE CON LA ACTITUD EGOCENTRISTA
La actitud egocentrista, adolescente queda patente en las continuas exigencias y concesiones a Cataluña y País Vasco, con desprecio a la solidaridad debida y pactada con el resto de territorios. Otros territorios reivindican igualdad de trato, aplicando criterios de legalidad y sentido común, con el consiguiente clima de enfrentamiento.
La rebeldía, que alcanzó el grado de delito, fue perdonada y hasta borrada, pero continúan las amenazas si no consiguen que se les reconozca como un pueblo colonizado y sometido por el Estado opresor.
Quien fue tan indulgente con semejante comportamiento, carece de la autoridad moral para poner fin a la situación, porque basa su gobierno en pactos a cualquier precio.
Y parece que a los ciudadanos de a pie nos vale casi todo, hasta llegar a aceptar que la convivencia se base en principios personales y no en los colectivos, con olvido de que conciencia y ley no son sinónimos.
Malos modos, insultos, gestualidad displicente, intolerancia, agresividad verbal… están a la orden del día. El triste, célebre y vulgar “y tú más” está presente en todos los enfrentamientos.
ESPAÑA ES UNA NACIÓN SECULARMENTE ADOLESCENTE
Se difunden mentiras a sabiendas, sin que los supuestamente perjudicados ejerzan su derecho a denunciarlo; por otro lado, confundimos infundio con indicio de delito y se insulta a quien exige que éstos sean investigados por la justicia.
La corrupción, por ser frecuente a todos los niveles ―en lo poco y en lo mucho―, se considera parte del paisaje.
El señor Sánchez se lamenta de lo que dicen de su esposa los medios de comunicación, nacionales y extranjeros, pero ni aclara, ni responde, ni presenta demanda por injurias o protección de su “honor”. ¿Por qué?, ¿será una huida hacia adelante?
Señor Sánchez, no nos señale con el índice acusador de no respetar el resultado electoral del 23-J: nosotros le acusamos de incumplir el espíritu de la constitucional.
España es una nación secularmente adolescente, siempre en busca de su identidad, rebelde contra las normas que nos damos y ahora, algunos, quieren dar la vuelta a la tortilla en la misma sartén en la que se cocinó la Constitución.@mundiario.
Suscribo el contenido total de tus reflexiones. Siento que su comprensión solo llega con la madurez y vivimos en una sociedad que como tú dices es adolescente. Qué lástima que falten hombres de estado!!! Un fuerte abrazo.