Las tensiones políticas ofuscan de tal modo a sus protagonistas, que, con frecuencia, confunden los escenarios en los que hablan y hasta el papel que tienen que representar.
No es lo mismo hablar como miembro del Gobierno que como jefe de un partido; el papel tampoco debería ser el mismo cuando se habla en el Congreso de los Diputados, que cuando en un mitin el líder se dirige a unos correligionarios ansiosos de que les digan lo que quieren escuchar.
En equívocos suelen incurrir los de unos y otros partidos. Me referiré hoy a la entrevista a Pablo Iglesias en la Sexta TV, el día 2 de este mes, en el programa Al Rojo Vivo. La conversación giró, fundamentalmente, en torno a cuestiones de gobierno; la entrevistadora se comportó con la delicadeza y finura que sus periodistas suelen utilizar cada día con los cabecillas de Podemos que acuden a su plató.
Reiteró el señor Iglesias que el Rey emérito “ha huido a una dictadura como la de Emiratos Árabes Unidos”. La muletilla de la huída es recurrente en Podemos y su mundo, a sabiendas de que es mentira. La periodista blandita y acomodaticia se limitó a darle ocasión para largar, sin repreguntar.
El emérito, libre y no inculpado judicialmente, en esta ocasión actuó con prudencia para no complicarle más la vida al Rey; afirmó que volverá y que está a disposición de la justicia.
Por otra parte, Podemos y quienes le hacen el coro hacen caso omiso del momento y la forma en que la señora alemana ha hablado; en segundo lugar, no tienen en cuenta que quien la tiró de la lengua fue un presunto delincuente, que está en la cárcel. Algo más: es injusto que, según de quien largue el señor Villarejo, se tengan como veraces, o no, las miserias con las que trafica. Finalmente, el Rey emérito tiene el mismo derecho a la presunción de inocencia que cualquier otro ciudadano español.
Siguió afirmando que “ha huido a una dictadura como la de Emiratos Árabes Unidos”. El colmo de la hipocresía y la desvergüenza; a él habría que decirle lo mismo cuando viaja, se relaciona o colabora interesadamente con dictaduras como las de Irán, Cuba o Venezuela. La misma reacción de silencio de la periodista de la casa.
Aprovechó la ocasión que le brindaba “su casa” para defender una España republicana, cosa que no debió hacer en una entrevista institucional, como vicepresidente del Gobierno. Naturalmente que puede usted defender la República, de la misma manera que otros defienden la supresión del Estado de las Autonomías. Por cierto, le recuerdo que a éstos ustedes los califican de anticonstitucionales, en aplicación de la ley del embudo, algo parecido al “jarabe democrático” acuñado por usted.
Consideró el escenario de La Sexta idóneo para su mitin y, al mismo tiempo, como la tribuna desde la que, como vicepresidente del Gobierno de España, explicar sus planes de actuación. Con semejante comportamiento ha demostrado carencia de lealtad y de ética; como dicen los italianos “manca finezza”.
Una última reflexión personal. No me parece mal que La Sexta sea el equipo de sonido de Juntas Podemos, si así lo han decidido sus dueños; otra cosa es la actitud de los profesionales que aceptan sin rechistar el papel que les encomienden, con el guión hecho.
Contra el vicio tan común entre los políticos de contestar saliendo por los cerros de Úbeda, debe estar la virtud del profesional de expresar su disconformidad con el entrevistado que no responde a lo que se le ha preguntado, o lo ha hecho de forma torticera, fuera de lugar, huyendo por la tangente. @mundiario