Aunque estamos en tiempo de sentimientos positivos, fraternidad, alegría y esperanza, también es momento de mirar atrás y reflexionar sobre nuestra vida personal, familiar, laboral, social, empresarial…y, ¡cómo no!, de la actividad política del año que termina, pues afecta a la vida de todos los españoles.
Una actividad política que hiede, al menos a mí me lo parece y, supongo, a un buen puñado de españoles. Y no me refiero a ningún partido en concreto. La forma y el contenido de los debates en el Congreso de los Diputados genera perplejidad entre los españoles de buena voluntad que quieren ver crecer a sus hijos y nietos en un ambiente de serenidad, orden, progreso, libertad y salud -comprendo el diferente significado que estas palabras puedan tener para cada lector-.
A lo largo del año que se nos escapa de las manos he expuesto en MUNDIARIO mi opinión sobre la actividad de la coalición que nos gobierna; hoy le toca a la oposición.
El futuro creado por este Gobierno es tan sombrío -por errores, indecisiones, contradicciones, política cambiante, mentiras, incongruencias, medidas sólo efectistas-, que la postura de la oposición debería ser eminentemente práctica. Un pragmatismo que olvidara descalificaciones y palabras gruesas, porque se puede ser duro en la crítica con un uso inteligente del diccionario y hasta con una cierta elegancia en el estilo que excluyera aspavientos, pateos y gestos que nada aportan. Los discursos y réplicas broncos sólo buscan el aplauso del coro partidario.
El argumento de dar al adversario “su misma medicina” es de tal pobreza intelectual, que sólo conduce a que se hable de la anécdota de la palabra malsonante y no del contenido del discurso o de la réplica.
PP Y VOX SE ENZARZAN EN DISCUSIONES ESTÉRILES
Otro hecho que preocupa a un gran número de españoles – y que naturalmente aplaude con entusiasmo la mayoría parlamentaria- es el patio de vecindad en que se ha convertido el PP. Tras el éxito incontestable de Díaz Ayuso en las elecciones últimas de Madrid, hay que recordar varios hechos. El mismo día, el primer orador en el balcón de Génova fue Casado, cuando la cortesía y lo procedente hubiera sido ceder el honor a la ganadora.
Pronto surgieron los celos de los que ven en la presidenta de Madrid un “peligro” que, dependiendo de quien se lleve el gato al agua en el partido, puede poner en riesgo su futuro político. Por otra parte, la propia Ayuso no se calla y alimenta las reacciones de la corte de Génova.
PP y Vox se enzarzan en discusiones estériles; los primeros parecen olvidar que, si aspiran a gobernar España, tendrán que contar con Vox y otros aliados, como ya lo han hecho hasta hoy. Vox, cada día que pasa ve más cerca la posibilidad de sobrepasar al PP –vean el ejemplo de Ciudadanos- y dan una de cal y otra de arena: en Andalucía y en el Ayuntamiento de Madrid no votan los presupuestos del PP y en la Comunidad las dos mujeres consiguen el acuerdo.
Y todo empezó el 22 de octubre del pasado año en el Congreso de los Diputados, cuando el señor Casado dirigió el dedo índice de su mano derecha hacia el señor Abascal de forma amenazadora, y le espetó: “¡Hasta aquí hemos llegado!”; luego llegó el halago de Pablo Iglesias: “ha hecho usted un discurso brillante”.
¡¿Dónde está el sentido común de unos y otros, obligados a entenderse?!
Ciudadanos intenta sacar la cabeza del agua, para que se escuche a los pocos que quedan tras haber dilapidado el capital político acumulado. Su momento pasó cuando en abril del año 2019 pudieron pactar con el PSOE y evitarnos estos casi tres años de tiempo perdido.
¿Cambiará algo durante el año 2022, o cada uno seguirá a su bola? @mundiario
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