Según el DRAE, política es la actividad propia de los que gobiernan, o aspiran a gobernar, los asuntos que afectan a la sociedad o un país. Gobernar implica priorizar la gestión de los asuntos más urgentes para la sociedad en un momento determinado, en función de la importancia que cada asunto tenga y del número de personas a las que afecta.

Es evidente que en la situación actual, una de las prioridades básicas para los más de cuarenta y siete millones de españoles, es la de disponer de unos presupuestos generales del Estado, que permitan hacer frente a la grave crisis económica que padecemos. En ello debería centrar su atención el Gobierno; sin embargo, por lo que vemos, se limitan a pedir la colaboración de todos los partidos, como quien pide un acto de fe porque sí, porque lo pido yo, sin mostrar datos, prioridades o grandes líneas de actuación, que permitan a aquellos a los que piden su apoyo formar opinión para expresar adhesión, rechazo o propuesta de cambios. Los interlocutores se dividen en dos grupos: los que dicen amén, porque aspiran a obtener contrapartidas –más recursos, acercamiento de los presos, reanudación de la negociación de la mesa de la independencia-; y los que, de entrada, dicen “no es no”, sin exigir información previa.

Obviamente hay otros asuntos de enorme trascendencia que tampoco se arrostran, tales como la coordinación ante la crisis sanitaria y el comienzo del curso escolar; la casi paralización de la administración pública que dificulta la gestión de ayudas y ERTES, entre otros asuntos; la tramitación de concursos de acreedores, por citar sólo algunos de los ejemplos que afectan a la inmensa mayoría de los españoles.

Nada, por supuesto, ni de la urgente necesidad de armonización del régimen autonómico, ni de la reforma de la ley electoral para evitar la permanente dependencia de los partidos independentistas, que acaban aceptando, pero a cambio de prebendas, creadoras de más desigualdad entre los españoles.

Entre tanto, los medios de comunicación se refieren cada día a los asuntos de los que verdaderamente se ocupa este Gobierno de coalición, al tiempo que dan cuenta de su continua falta de acuerdo entre ambos. Citaré algunos de esos asuntos de ¿enorme trascendencia?, que no figuran, desde luego, entre las máximas preocupaciones de los españoles: eutanasia; memoria democrática y su urgente incorporación al currículo escolar; modificación del Código Penal en relación con el delito de sedición, para poder poner en la calle a una docena de políticos catalanes presos, condenados por el Tribunal Supremo; convertir el Valle de los Caídos en un cementerio civil; reducción de la edad para votar a los 16 años; despenalización del delito de injurias a la Corona y de los ultrajes a España; modificación de la ley de financiación de partidos; posibilidad de supresión del delito de enaltecimiento del terrorismo o conciliarlo con la libertad de expresión, a solicitud de Podemos.

A estas prioridades hay que añadir la campaña. Desde el propio Gobierno, para traer la República; la difusión permanente de las declaraciones de un presunto delincuente y la señora alemana, en relación con los amoríos del Rey emérito; el ataque furibundo contra la Comunidad Autónoma de Madrid en busca de una moción de censura;… y otros temas que ustedes tendrán en su memoria.

La política que se hace en España carece de eficacia, realismo y sentido de la oportunidad. @mundiario

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.