Del error y la rectificación solo aprende el humilde, porque el soberbio no se equivoca

23 abril 2020

¡Qué sabio es el refranero español!: “Rectificar es de sabios”; expresión que refleja la grandeza de la humildad de quien reconoce sus errores. Felipe González le añadió una sabia coletilla que perdurará, “… y de necios tener que hacerlo a diario”, tal vez dirigida a los bandazos del Gobierno del señor Rodríguez Zapatero allá por el año 2010.

Supongo que son muchos los españoles que estarán de acuerdo en aplicar la coletilla al Gobierno que padecemos, ¿dirigido? por el señor Sánchez.

Sus cambios de opinión –empezando por formar gobierno con quien no le dejaría dormir, según su propia expresión–, errores, imprudencias, negligencias, improvisación y, naturalmente, las consiguientes rectificaciones, no tienen parangón en la política española de la democracia.

Lo más llamativo es que rectifica con gesto de sabiduría y con sobrada soberbia, apelando, bien a las opiniones de sus asesores, bien a la maldad de la derechona, que interpreta aviesamente cualquier medida.

Creo que un observador imparcial podría llegar a dos conclusiones básicas. La primera sería la improvisación negligente e imprudente en la forma de afrontar la epidemia; la segunda, haber antepuesto la ideología y el interés de partido al bien común.

Me permito recomendar a los lectores de MUNDIARIO mi artículo titulado Cronología de una pandemia anunciada. Pero, además del detalle temporal que allí podrá encontrar, quiero añadir algunas de las rectificaciones del Gobierno durante estos tres últimos meses.

Se dijo desde el principio, con reiteración, que las mascarillas sólo debían llevarlas los contagiados y el personal sanitario. Razón: su falta de previsión hizo que fuera imposible generalizar su uso dada la posibilidad de adquirirlas. Hoy, después de un dificultoso y repetidamente erróneo aprovisionamiento, dicen que habrá que salir a la calle con mascarilla, para evitar contagiar y ser contagiado.

El Gobierno, haciendo uso de las facultades del Decreto de Estado de Alerta, asumió las competencias sanitarias de las comunidades autónomas, entre ellas la de adquisición centralizada de material. Los errores en la gestión de las compras fueron la causa de que se permitiera que cada comunidad autónoma gestionara la adquisición de equipos de protección, tests, respiradores y otro material. La demora en la rectificación fue la causa de que una gran parte del personal sanitario trabajara en unas dramáticas condiciones de precariedad y sufriera el contagio de más de 33.000 de ellos, cifra que representa casi un 16% sobre el total de contagiados en España.

Corea del Sur gestionó con eficacia la crisis desde el primer día, generalizando el uso de los tests de detección del virus, para aislar y tratar adecuadamente a la población contaminada. Supongo que la comisión científica aconsejó al Gobierno lo inadecuado de la medida, y no se puso en práctica, con el argumento del señor Simón el 31 de enero: “España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado”. Naturalmente, demoraron la compra de tests y otro material, mirando pero no viendo lo que ya sucedía en el entorno internacional.

Hoy, cuando ya se empieza a hablar de vuelta a la normalidad, nos encontramos con la voluntad de hacer los tests: ¿cómo y en qué plazo? Uno de los más llamativos cambios de criterio fue el derivado de la declaración del general de la guardia civil el día 19 de abril: Estamos trabajando con nuestros especialistas en las redes sociales para “minimizar ese clima contrario a la gestión de la crisis por parte del Gobierno”. Al día siguiente el ministro Marlaska dijo “ha sido un lapsus”; y el general Santiago – ¿quién se lo ordenó y por qué?–, aclaró que se había referido a la persecución, siempre con respeto a la Ley, de bulos constitutivos de delito.

La rectificación más reciente ha sido la del martes de esta semana en relación con las salidas de los niños: el Gobierno batió el record, pues la primera rectificación se produjo la misma tarde del anuncio de la medida a bombo y platillo. No habría que descartar otras antes del lunes día 27.

Probablemente al final de la crisis habrá una nueva rectificación: el verdadero número de fallecidos a causa de la epidemia; porque oficialmente se contabilizan como víctimas de la Covid-19, solo las personas a las que se les hizo la prueba y fallecieron. La verdad, triste verdad, será sencilla de alcanzar: número de fallecidos en España el año 2020 entre los meses de… y de…, menos fallecidos en el mismo período el año 2019, según datos de los registros civiles de toda España. ¡Ah, me olvidaba!; el miércoles el señor Sánchez anunció que habrá más rectificaciones. Ustedes dirán si Felipe González creó un nuevo refrán, bien sabio, por cierto. @mundiario

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.

Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.

Alfonso García

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Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.

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