El Gobierno anuncia durante las vacaciones del mes de agosto importantes iniciativas educativas, en el momento en que una gran parte de los españoles disfruta del descanso vacacional y otros están agobiados por el trabajo de temporada.
Empiezo por la nueva forma de explicar y orientar la asignatura de matemáticas, que se hará desde la “perspectiva de género y sentido socio emocional”. Esto parece más bien un chiste para reír, si no fuera por la importancia del asunto y la osadía de quienes lo han propuesto. Resulta absurdo. ¿En qué consiste?, ¿cómo lo harán?, ¿tendrán que reciclarse los maestros?, ¿en qué países se utiliza esta “ingeniosa” iniciativa?
¿Qué pensarían de semejante propuesta Euclides, Euler, Newton, Pitágoras, Pascal, Lagrange, Tales, Mac Laurin o Laplace y las numerosas mujeres que dedicaron su vida al desarrollo de las matemáticas, como Hipatia de Alejandría, Gaetana Agnesi, Julia Robinson, Mary Cartwright, Kovalesvkaya, Nether, Sophie Germaien o la española María Wonemburguer?
Si el objetivo perseguido consiste en decirnos, una vez más, qué es lo que tenemos que hacer cada uno, en este caso a las mujeres, para que haya más ingenieras, físicas, químicas o matemáticas, este no es el camino. No hay una forma especial dedicada a la mujer para aprender derivadas, ecuaciones diferenciales, la teoría de las series, las integrales, el teorema de Tales, el teorema de Pitágoras, las reglas de Ruffini o de Kramer, el criterio de Leibnitz, la fórmula de Eulen-Mc Laurin, el teorema de Lagrange…
Sería más eficaz que al comienzo de cada ciclo educativo se programaran unos cursillos dirigidos a los alumnos, impartidos por profesionales de diversos sectores, en los que se les orientara acerca de las posibilidades prácticas que ofrece cada rama universitaria, sus contenidos, dificultades, preparación previa idónea, etc.
Una vez más, con la obsesión del “género” a toda costa en todos los ámbitos, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se discrimina y hasta se producen situaciones chuscas.
Yo recomendaría leer cosas divertidas sobre las matemáticas, que eran habituales en mi juventud: El matrimonio de un ábaco convergente con fifí, variable independiente, pura y finita; Romance entre la derivada y el arcotangente, o Los tres ceritos; y ¡cómo no!, El Florido Pensil, de Andrés Sopeña.
A estas ocurrencias se unen otras como la posibilidad de pasar de curso con suspensos, que agosta el espíritu de trabajo, desestimula al alumno y facilita la ampliación de la brecha social; enseñar a los niños de entre 0 y 6 años a descubrir la sexualidad y juegos exploratorios estimulantes, usurpando la obligación y el derecho de los padres a educar a sus hijos; la resurrección de Educación para la Ciudadanía, con pretensiones de adoctrinamiento.
Ya queda muy atrás la práctica desaparición del griego y el latín y reivindicarlos es arar sobre un pedregal; ¿seguirán con el desprecio a la historia?
Padres que disfrutáis de un merecido descanso; no deberíais olvidaros de estas iniciativas, porque se trata del futuro de vuestros hijos y de nuestros nietos.
Felices vacaciones. @mundiario