Me gustaría dedicar esta columna a otros temas, pero la actualidad brinda múltiples ocasiones para comentar las ocurrencias de nuestros gobernantes. Están de moda los pijos-golf de la calle Núñez de Balboa, por manifestarse contra el Gobierno. Bien para quienes lo han hecho ruidosamente desde sus casas, con banderas de España y cacerolada; mal para quienes lo hacen en la calle, sin respetar las normas del estado de alarma.

Estos últimos se lo han puesto fácil a PSOE y socios, que han aprovechado la ocasión para tergiversar los hechos, diciendo, entre otras cosas, que quienes protestaron en la calle iban armados con palos de golf, cuando realmente se trataba de un energúmeno golpeando una señal de tráfico con el palo de una escoba.

Diré algo más. El señor Echenique, que ha cargado contra los pijos del barrio de Salamanca, no sabe que la familia de su patrón –abuelos, padre y tíos– se instalaron en el número 14 de la calle Maldonado, corazón del barrio pijo, durante los años del racionamiento y la oprobiosa, a partir del momento en que el abuelo Manuel empezó a trabajar en el Seguro Obligatorio de Enfermedad y a colaborar en el Instituto de Estudios Políticos del régimen franquista con personalidades como Fraga, Areilza, Ollero y tantos otros. Hasta el propio Echenique vivió dos años en el barrio de Salamanca.

La urbanización de Galapagar en la que vive el señor Iglesias, debe ser también pija, porque sus moradores tienen acceso a los muchos clubs de golf existentes en la zona; por otra parte, su nuevo hogar poco tiene que ver con su antiguo pisito de soltero en Vallecas. Muy atrás quedaron frases del señor Iglesias Turrión como: “hay que desconfiar de los políticos que viven en chalés”; “aquí vivo muy “a gustito”, “es un barrio muy popular, por eso me entusiasma”, “los políticos deben vivir en un lugar en el que sepan lo que es coger el transporte público”, refiriéndose a su nidito vallecano; “¿darías la política económica a quien paga 600.000 euros por un ático?”; “no me veo viviendo en La Moncloa, preferiría seguir viviendo en Vallecas”.

Es la semana de Echenique, que ha cargado contra quienes violan en la calle las normas del confinamiento, viendo la paja en el ojo ajeno y no viendo la viga en el suyo; porque su jefe se cisca públicamente en las medidas preventivas e incurrió en la imprudencia de llevar a su hija de tan solo meses, a la manifestación masiva del 8-M. Me olvidaba –Echenique también se ha olvidado- del compromiso contraído por su boss de cobrar sólo como salario de la política el equivalente a tres veces el salario mínimo.

Otra declaración fantástica, en este caso del ministro Garzón: “el turismo que llega a España es precario, estacional y de poco valor añadido”. Frase lapidaria y necia -representa en torno a un 15 % del PIB,- pronunciada en plena debacle de un sector trascendental para la economía española, hoy y antes.

No podemos olvidar la científica explicación de la Ministra Ribera, cuando una periodista le preguntaba cuál podría ser la razón por la que el virus había causado muchos menos contagios en Portugal que en España: “La enfermedad venía del este y el país (Portugal) está un poco más al oeste.”

Qué decir de la ministra de Trabajo, señora Díaz, cuando en una rueda de prensa trató de explicar qué era un ERTE: balbuceó, creyó poder explicarlo con el movimiento de sus manos,… y cuando se dio cuenta de que estaba haciendo el ridículo, muy sonriente recurrió al Ministro de la Seguridad Social, que la acompañaba, y añadió: “…vamos a ver si entre los dos somos capaces de explicarlo.”

Resumiendo: imposible que con estos mimbres se pueda hacer un cesto. ¡Si resucitara Manuel Iglesias Ramírez, el llorado abuelo de Pablo Iglesias, podría recordarle a su nieto, a sus colegas y a sus socios, la siguiente idea, que dejó escrita antes de morir!: ”Se me nubla la vista cuando veo a tantos jóvenes y no jóvenes arrogantes y en posesión de la verdad, su verdad, y de ambiciones personales.» @mundiario

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.