La pasada semana, con motivo de las agresiones a los partidarios de Vox durante la campaña electoral catalana, me refería a algunos políticos y tertulianos que van derramando gasolina por las redes sociales y medios de comunicación, descuido sumamente peligroso.

Si entonces fue Rahola –ella misma comprendió que apoyar a los agresores era una barbaridad y borró su twit-, hoy el asunto es más grave, pues han sido el vicepresidente del Gobierno de España y el portavoz del grupo de Podemos en el Congreso de los Diputados, que han hablado en el ejercicio de sus respectivos cargos, lo que agrava el asunto y constituye una enorme irresponsabilidad. Hay que añadir el silencio, cómplice e irresponsable, del presidente y casi todos sus ministros, que parecen haber olvidado lo que es la dignidad.

Dicen lo que dicen porque en España hay democracia; en Irán, Cuba o Venezuela, estarían ya en las mazmorras de sus respectivos regímenes. Aquí, sus palabras deberían tener consecuencias legales, por instigar a los “jóvenes antifascistas en lucha por la libertad de expresión”.

¡Y cómo luchan!: contra la policía, los comerciantes, los ciudadanos en general y todo el que se les ponga por delante. El rapero fue condenado, según la legislación vigente, por incitar al asesinato y enaltecer el terrorismo, entre otros delitos: sus palabras no son libertad de expresión, sino incitación a la violencia y al odio; además se resistió violentamente a ingresar en prisión.

Los diputados Echenique e Iglesias están defendiendo a un delincuente, e incitando a un grupo de vándalos a agredir a la policía, socavar el orden y alterar la paz de los ciudadanos. Unos vándalos a los que ustedes califican de antifascistas, porque tienen la tendencia a meter en cajones con etiqueta a todos los que no piensan como ustedes. ¿Firmó el comunista Stalin en el año 1939 un pacto temporal de conveniencia con el fascista Hitler?

Naturalmente, según estos dos miembros de la casta, la policía es la parte mala, porque defienden el orden y su propia integridad. Diré más; en mi opinión, la policía limita su actuación a defenderse de los ataques de las guerrillas urbanas, tal vez porque, disciplinadamente, se atienen a las órdenes de sus mandos.

¿Por qué consienten la formación de barricadas con toda clase de elementos y los quemen, el destrozo de vehículos y el asalto a comercios, y a continuación llaman a los bomberos? Parece más razonable empezar por impedir la formación de barricadas y evitar los incendios.

¿Por qué no se utilizan los camiones antidisturbios lanzadores de chorros de agua a presión y los mantienen aparcados a pesar de su elevado coste? En alguna ocasión los hemos visto en televisión apagando las piras de los incendiarios.

Señores Echenique e Iglesias: deberían organizar viajes pagados a alguno de los países que ustedes llaman hermanos, para que sus cachorros antifascistas vean cómo se disuelven las protestas, se ahorca a los homosexuales y se condena a las adúlteras. Incluso, si se atreven, podrían dar cursillos de guerrilla urbana a los revolucionarios iraníes, venezolanos, cubanos, chinos y coreanos del norte.¡Ah!, que no olviden sus bragas de ocultación, pasamontañas, pañoletas palestinas, antifaces y la mochila, bien pertrechada de martillos, escoplo, tirachinas, tuercas y bombonas inflamables.

Han iniciado ustedes un peligroso camino fomentando el recuerdo de tiempos pasados ya superados y avivando el odio y el enfrentamiento. Sus palabras y sus gestos tienen consecuencias graves para todos los españoles y ustedes son los responsables. @mundiario

Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.