Alegrías, ilusiones y objetivos cumplidos, pero el tiempo no se detiene. Nada termina, en todo caso, has superado una etapa, importante, desde luego, de tu vida.

En la universidad has aprendido a aprender ―y no es una perogrullada―; dicho de otra forma: tus profesores han sembrado la semilla y, a partir de ahí, tú eres el único responsable del fruto.

La mejor forma de expresarles tu agradecimiento, será hacerlo en momentos importantes de tu vida y manteniendo y reforzando los vínculos tan fuertes que se han creado entre vosotros.

Y, a partir de aquí, recuerda que la vida es un camino de permanente aprendizaje en todos los ámbitos, porque vivimos en una sociedad caracterizada por continuos, rápidos y cambios diversos en los ámbitos de las ideas, la cultura, las costumbres, formas de vida, tecnología, la investigación, …

No incurras, estoy seguro de que no lo harás, en el error que puso en evidencia Antonio Machado con palabras sencillas, como él acostumbraba, acerca de los que creen saberlo todo: “los que están siempre de vuelta de todo son los que no han ido nunca a ninguna parte”.

La vida suele presentarnos caminos diversos, encrucijadas en las que hay que decidir el itinerario a seguir o puertas por las que entrar. Persigue siempre la posibilidad de elegir, es un privilegio; y nunca rechaces, sin reflexión previa, ningún camino, ninguna puerta.

Con frecuencia nos obstinamos en abrir puertas cerradas o estrechas, sin embargo, si se cierra una puerta encontrarás ventanas abiertas.

Si aspiras a tener momentos felices, íntimos, personales, plantéate como objetivo de tu vida servir a los demás: recibirás mucho más de lo que tú entregues a los otros, ya sea conocimiento, cariño, tiempo, compañía, ayuda, profesionalidad, compromiso, trabajo, tolerancia, comprensión…

En esa aspiración permanente a la felicidad que perseguimos los seres humanos, también será una herramienta fundamental el anhelo por el trabajo bien hecho y saber saborear los sencillos detalles de la vida de cada día. Con esta idea valorarás las alegrías, lo positivo, lo correcto… porque serás consciente de que nada es permanente, y sólo el contraste entre lo bueno y lo malo nos permite apreciar lo que tenemos.

Dispones de principios, reglas, normas de vida básicas, compromisos contigo mismo, a los que debes una lealtad, adquiridos a través de la familia, profesores, compañeros y amigos. Sin renunciar a lo fundamental, deberás ser lo suficientemente flexible como para corregirlos o matizarlos cuando comprendas, con humildad, que has incurrido en error o que una situación ha cambiado.

Permíteme una última idea, sencilla, de sentido común, que he compartido con mis nietos: mantén abierta la ventana de la curiosidad y lograrás ser siempre joven, te sentirás vivo, estarás al día del mundo en que vives, aunque haya situaciones e ideas que no compartas, aunque aparezcan las arrugas, incluso los achaques de salud dentro de muchos años. No empequeñezcas tu mundo.

En definitiva, desecha la vejez de los jóvenes sin curiosidad, sin horizonte, sin ilusiones, sin esperanza.@mundiario
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Alfonso García

Dedico mi tiempo libre a escribir artículos de opinión en El Correo Gallego y en Mundiario.com, y monografías sobre temas diversos. Actualmente corrijo y amplío mi último libro, “Algunos abuelos de la democracia (Iglesias, Zapatero, Rajoy, Sánchez, Rivera)”, con semblanzas de “otros abuelos” de políticos de hoy, como los de Aznar, Casado, Maíllo y Lastra, entre otros. También actualizo museofinanciero.com, un museo virtual de documentos antiguos relacionados con el sistema financiero español y el ferrocarril. Gracias por tu visita.
Alfonso García López (Madrid, 1942), jubilado como notario y escritor.